Asumir la Gran Maestría y Presidencia de la Gran Logia constituye la honrosa ocasión de servir a la masonería guatemalteca, el habérseme confiado dirigir los destinos de la Gran Logia de Guatemala, una potencia masónica miembro de la Confederación Masónica Interamericana -CMI- y de la Confederación Masónica Centroamericana -COMACA-, reconocida por Grandes Logias y Grandes Orientes regulares del mundo masónico internacional, representa sobre todo en este año 2023 en que se cumple el ciento cincuenta aniversario de introducción al país de la masonería simbólica y del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, una oportunidad irrepetible de proyectar al mundo masónico el aporte y el compromiso histórico de nuestra masonería no solo en la institucionalidad de la sociedad guatemalteca, sino en la sostenibilidad de la masonería centroamericana, de donde se derivó el reconocimiento a la mayoría de Grandes Logias y Supremos Consejos de dicha región.
La masonería guatemalteca emerge al mundo masónico mediante la fundación de la primera logia simbólica en el año de 1873, lo que equivale como se dijo a 150 años de vida masónica. Posteriormente en el año 1903 se funda la Gran Logia de Guatemala, la que a la postre le representa 120 años de fructífera trayectoria histórica.
Tanto la primera logia simbólica como la Gran Logia son el fruto del reconocimiento histórico del Gran Oriente y Supremo Consejo Centroamericano, el cual a su vez le reconoce posteriormente su autonomía, constituyendo tanto el Supremo Consejo como la Gran Logia, dos poderes soberanos en el territorio de la República de Guatemala, con quien a la postre se mantiene toda una tradición de relaciones fraternales y de bilateral cooperación. La Gran Logia de Guatemala como potencia masónica independiente y con el reconocimiento de regularidad por parte de la Gran Logia Unida de Inglaterra, es miembro fundadora de la Confederación Masónica Centroamericana -COMACA- e integrante de la Confederación Masónica Interamericana -CMI-, practicándose en su seno en la actualidad los ritos Escoces Antiguo y Aceptado, York y Schoreder.
Esta ocasión de ejercer la Gran Maestría, es mi propósito impulsarla desde la piedra angular de la doctrina masónica, como lo es, la unidad en la diversidad, consciente que los avances que requiere la masonería guatemalteca, es tarea hoy más que nunca de todos, en donde todo aporte es valioso insumo en esa genuina labor masónica de construcción, que distingue la tarea fructífera de todo masón, imbuidos todos que llegada esa hora los masones suman y multiplican.
Tal unidad simbolizada en la cadena de la unión y estrechada en el espíritu y sentido de fraternidad y tolerancia, sin renunciar a la diversidad de opinión, de criterio y de visión, fortalece todo sendero de acción unitaria en los grandes proyectos de progreso encausados en bien general de la Orden y de la Humanidad.
Considero entonces, que la prioridad de la gestión que emprendo se centrará en promover desde la unidad masónica, el compromiso por el cambio, el fortalecimiento y la proyección de la educación, la institucionalidad, la actualización del marco legal y la representación proactiva internacional de nuestra masonería nacional; todo ello sustentado en el aporte generoso de todos, y con la clara convicción en lo que dijera el Q∴ H∴ José Martí: “El único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito con sus obras.”
Desde tal escenario de compromiso y proyección presento a la Masonería universal el ósculo de paz y fraternidad en nombre de la masonería guatemalteca.
M∴R∴H∴ Jorge Luis Zamora Prado
Gran Maestro